Notas escolares
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     Se suelen denominar así tradicionalmente a las calificaciones numéricas o cualitativas con las que se da cuenta del proceso académico de los alumnos.
   Las notas o anotaciones son siempre relativas y variables. Tradicionalmente se ha usado una escala de términos parale­los a las cuantificaciones (sobresaliente, 9 y 10: notable, 8 y 7; aprobado, 5 y 6; suspenso, de 0 a 4) Con todo las formas han variado y siguen cambiando entre los diversos países y sistemas académicos o costumbres.
   En lo que todos coinciden es su carácter relativo y nunca definitivo y en el alto grado de subjetividad que acecha a los que califican o evalúan. Al mismo tiempo se coincide en relacionar las notas solo con los aspectos cuantificables: conocimientos o habilidades. Resulta mucho más difícil cuantificar las actitudes, los intereses, las disposiciones afectivas. Es imposible cualificar, ni siquiera aproximadamente, los sentimientos éticos, los estéticos y los espirituales.
   Los rasgos religiosos, menos que ningún otro, se prestan a ser evaluados: la sensibilidad moral, el interés por la oración, el grado de caridad y, sobre todo, la fe o la esperanza. Con todo el empleo de las calificaciones como estímulos, en las dimensiones culturales, también tienen algo que ver con la educación religiosa, sobre todo tratando con niños.